Millones de personas en el mundo padecen pérdida progresiva de su pelo. En edades avanzadas esto puede considerarse parte normal del envejecimiento. Pero en ocasiones la pérdida es prematura, o se genera por factores genéticos, situaciones de estrés, traumatismos, enfermedades, déficit alimentarios o tratamientos médicos, entre otros.
El principal tipo de alopecia es genético y con frecuencia hereditario, y se denomina alopecia androgenética. En la actualidad, la alopecia se aborda mediante tratamientos médicos y quirúrgicos.
Primer objetivo: obtener un diagnóstico
Ante el caso de pérdida de pelo, el cirujano realizará las pruebas necesarias para obtener un diagnóstico individualizado y definir las causas que provocan la alopecia.
¿A quién se puede recomendar un trasplante de pelo?
El cirujano propondrá el trasplante de pelo en los casos en que ya no exista en una zona donde antes sí había, siempre y cuando el pelo no pueda volver a crecer en esa área de forma natural, o bien con tratamiento médico. Asimismo no deben haber contraindicaciones para la cirugía capilar.
¿Cuál es el paciente idóneo para un trasplante de pelo?
El candidato idóneo para someterse a un trasplante de pelo es aquella persona que presenta una alopecia (normalmente androgenética) estabilizada con tratamiento médico.
Muchas veces el tratamiento logra frenar la miniaturización que se produce en el folículo. Los pacientes con zonas donde los folículos ya se han perdido son los que más se pueden beneficiar de la cirugía.
El trasplante de pelo se realiza trasplantando pelo del área de la nuca y zona posterior de la cabeza, hacia la zona que sufre la pérdida; el motivo es que el pelo de la nuca posee iguales características que el de otras zonas, pero es genéticamente más resistente a la pérdida, por lo que va a ser más duradero.
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